viernes, 7 de mayo de 2010

Arquitectura de la muerte

Hemos hecho un repaso por la Arqueología de los dioses y ahora lo haremos por la Arquitectura de los muertos. Es un tema complejo, por lo que se hará una revisión general hasta llegar a la edad media y trataremos con más detalle esta época. Ya que todo el libro trata de la arquitectura religiosa, también es interesante conocer las repercusiones económicas que la muerte comportaba; ver como los "vivos" (léase avispados) utilizaban los muertos.
Si no se indica la fuente, todas las fotos y planos son de Jaume Espinalt

Los druidas afirmaban que los espacios subterráneos, bosques o lagos podían servir de morada a sus dioses o antepasados. Los sacerdotes druidas, como intermediarios entre los dioses y los hombres, eran los encargados de llevar a cabo los rituales de inhumación. En primer lugar hacían lavar el cadáver en el río en un acto de purificación, de hecho introducir el cadáver en el río servía para hacerlo "navegar" hacia el más allá, donde
unas mensajeras provenientes del Sid (espacio no terrenal), los esperaban. Después venían los sacrificios, que podían ser de animales o personas, si el muerto era un personaje importante, era un privilegio ser elegido como ofrenda sacrificial.
Creían en la trasmigración de las almas, para los celtas el anima no muere sólo muere el cuerpo, el vehículo, por lo que esta volverá a residir en otro cuerpo humano, animal o planta en función de como te has comportado antes. Los griegos, hindúes y pitagóricos también lo creían.
La religión cristiana considera que cada cuerpo tiene una única alma y al morir, ésta se separa del cuerpo a la espera del juicio final y que tras este juicio, que tendrá lugar cuando el mundo finalice y una vez unidos los dos otra vez en forma de "cuerpo celestial", irán a residir en el cielo o bien al infierno. (
Lucas, 16,19-31) Las principales diferencias que encontramos son:
  • para los cristianos "resucita" el cuerpo y para los celtas se "reencarna" el alma.
  • Para los cristianos el mundo terminará algún día, para los celtas el mundo es inmortal.
Cuando enterraban gente era costumbre darles algo para el viaje: podía ser una moneda para pagar el viaje en barco hacia el más allá; comida para pasar unos días hasta que llegaran a su correspondiente "paraíso "; un ajuar compuesto de objetos agradables al difunto como: lectura (hechizos, salvoconductos), estatuillas, etc.
En otro punto del libro veremos la utilización que la iglesia hace de los difuntos, pues cuando les convenía hacían resucitar alguien que ya hacía tiempo que estaba muerto llevando un mensaje del "cielo", la gente lo creía y empezaban llegar fuertes donativos a esa iglesia, lo que les permitía continuar las obras. También tenemos el entierro de los clérigos que pierden la categoría de semidioses cuando mueren para convertirse en hombres vulgares y como tales - con sus atributos sexuales - tienen su lugar reservado en la nave. La monarquía, nobleza y familias acomodadas podían tener capillas dedicadas a sus difuntos, en muchas ocasiones estas capillas tenían alguna advocación fruto del santo o mártir que habían comprado para ennoblecerla y desgraciadamente hacían modificar sustancialmente la arquitectura del edificio en su beneficio. Vamos a hacer un repaso por unos cuantos grupos:

Budismo: El alma es una entidad con capacidad para irse perfeccionando continuamente por la acción voluntaria del hombre a lo largo del paso continuado por diferentes vidas. La muerte, como todos los actos de la vida (nacimiento, pubertad, matrimonio, salud, enfermedades, etc.) esta fuertemente marcada por el budismo, una vez muertos los incineraban - si la economía lo permitía - los inhumaban o dejaban el cuerpo al aire. Ni que decir tiene que en los monasterios se hacían largas ceremonias que duraban años por cada difunto.
Hinduismo: El alma controla todas las actividades, aporta identidad y conciencia; es individual, eterna y transmigra, en consecuencia no la envían a ninguna parte, sino que abandona el cuerpo; los últimos pensamientos de la persona que muere ya están fijados en su nuevo renacimiento. La cremación y posterior entierro de los restos en un bosque, es la forma más sencilla de devolver a la naturaleza lo que es de la naturaleza, aparte de eso, el paso por el fuego les permite el renacimiento. En la pira podían poner de todo en función de la economía del difunto, desde sándalo hasta excrementos sagrados de vaca, incluso podían elaborar objetos para la venta, lo que hoy día llamamos "merchandising", en recuerdo del difunto. En todos los casos se tenía muy en cuenta el sexo del fallecido, no hace falta decir que los mejores entierros estaban dedicados a los hombres.
Egipcios: Los egipcios también creían en la trasmigración y consideraban que el hombre estaba compuesto de dos elementos espirituales, no físicos: "Ba" (alma) y "Ka" (cuerpo virtual), el Ka que no era el cuerpo físico, no podía sobrevivir sin el auténtico cuerpo físico, por eso necesitaban preparar los cadáveres de tal manera que pudieran mantenerse incorruptos durante miles de años. Dejando de lado los enterramientos faraónicos o reales suficientemente conocidos, la clase media poseía unas casitas equivalentes a una urbanización junto al mar donde había de todo: comedor, cocina, etc. incluso un lugar para guardar los difuntos y naturalmente la barca para el viaje y un buen ajuar. Allí iba la familia y amigos y se reunían y comían en compañía de sus antepasados o conocidos.
Prehistoria: Los clanes sacerdotales o de poder, inhuman los cadáveres y los sitúan dentro de dólmenes. Los hay pequeños, compuestos por dos piedras verticales y una losa que lo cubre o verdaderas galerías como es el caso de la "Cova d'en Daina" (2.500 AC aprox). En todos los casos estaban cubiertos por túmulos de tierra que no nos han llegado, algunas veces se han encontrado los círculos formados por piedras de mediano tamaño que delimitaban estos túmulos.
Cova d'en Daina Dolmen de Llafranc
Cova d’en Daina y dolmen de Llafranc
Celtas / Iberos. También en función de la categoría, si los quemaban, utilizaban el ustrinum (ver foto y detalle en VirtualUstrinum), después introducían los restos en una urna, hacían un agujero en el suelo y la cubrian (campos de urnas). Si moría una madre joven que todavía amamantaba a un hijo, aprovechaban el fuego para quemar a ambos; había para todos, si moría un rey como que hacían la hoguera más grande, aprovechaban para quemar sus esposas, el caballo y sus esclavos. En función de la categoría, podían hacer el túmulo más o menos dimensionado, si era una persona influyente o apreciada había más gente que llevaba piedras al túmulo. Decir incineración (convertir en cenizas) quizás no sería muy correcto, pues la intensidad de fuego que podían llegar a hacer no les permitía quemar huesos, son demasiado duros, por eso llamamos cremación. Algunas veces podían hacer un agujero en el suelo y allí dentro quemar el cadáver, el problema es que no entraba suficiente oxígeno para facilitar la combustión, se han encontrado cadáveres medio quemados por este hecho. Los más pobres los dejaban a la intemperie para que se los comieran los buitres. Normalmente los niños que moría de alguna enfermedad - que habían muchos - no los quemaban, si acaso los utilizaban para poner debajo de la primera piedra de un nuevo edificio.Ustrinum
Ustrinum virtual Túmulo en campo de urnas
Ustrinum, ustrinum virtual y túmulo. La dirección de ascenso por las escaleras va exactamente de Poniente a Levante, el cilindro tiene unos 2.30 m. de diámetro y la losa superior tiene unos 4.5 m3 de piedra, lo que significa aproximadamente unas 10 toneladas de peso, la altura total es aproximadamente de 2 m. Túmulo no excavado en un campo de urnas.
Romanos. Los romanos siguen abandonado la cremación y tienden más a la inhumación. La cremación con ustrinum, se utiliza para grandes personajes, acompañados de sacrificios humanos. Para el pueblo normal usan losas de barro "tegulae", estas tienen aproximadamente 1 pie cuadrado de tamaño y en un lado hay un canto achaflanado, las situaban en forma de prisma triangular, aprovechando el canto para enlazarlas (ver foto). El abandono progresivo de la cremación se justifica por la carencia de madera ya que además de este uso se utilizaba para la construcción tanto de casas como barcos, también por la propiedad de unos bosques cada vez más controlados. Los personajes más influyentes que tanto podían ser militares como sacerdotes tenían su propio panteón o mausoleo y allí podían ir incinerados o dentro de sarcófagos (torre de los Escipiones en Tarragona o del Breny cerca de Manresa). Los pobres que encontraban muertos por las calles iban a parar a una fosa común, también había la costumbre de situar unos osarios o urnas familiares cerca de las carreteras principales como se ha encontrado en Barcelona (plaza de la Vila de Madrid) donde guardaban los huesos de los familiares; casi todas las cubiertas tienen un agujero, hay diferentes interpretaciones para el uso del agujero, desde que sirve para que el alma salga a pasear o ir a otro estadio, hasta para que los familiares compartan una fiesta y por el agujero le tiren comida y bebida. Aun tenían los "palomares" dicho por la forma que tomaban unos nichos excavados en algunas paredes y finalmente las catacumbas. En ningún caso se puede generalizar el sistema de arquitectura funeraria, pues los romanos solían adoptar las costumbres de los pueblos que iban conquistando, más que imponer un modelo propio.

Sepultura con “tegulae” romana
Sepultura con “tegulae” romana y via romana en Barcelona
Época medieval: Se complican la vida al introducir un nuevo concepto: el espíritu, que mucha gente confunde con el alma. El espíritu es único y universal en cambio el alma es individual, cada uno tiene la suya. Todos los entierros son por inhumación, se crean las llamadas "sagreras" que son unos espacios sagrados normalmente ubicados alrededor del ábside de los templos, para reservar el espacio se contaban un numero de pasos (20 ó 30) y a partir de aquel lugar la gente del pueblo ya podía empezar a construir casas o tener algún huerto. Aquí se enterraba al pueblo llano y normal, los clérigos y personas acomodadas, se enterraban en la iglesia. Cuanto más dinero o poder tenían, más cerca del presbiterio o Cripta, que por este motivo, ésta ya tenía una forma especial para que puedan caber en ella más sarcófagos. Los enterramientos por cremación se abandonan definitivamente, todos los bosques son propiedad feudal o episcopal, a la iglesia no le gustaba quemar las personas cuando ya estaban muertas prefería quemarlas cuando aún estaban vivas. Las losas de barro "tegulae" también se abandonan, ya no hay ni hornos; en su lugar utilizan losas de piedra en forma de caja o bien con un pequeño encaje en la parte de la cabeza, también están las sepulturas antropomorfas excavadas directamente en la roca. Había monasterios que tenían una iglesia pequeña normalmente románica, que estaba tan atestada de sepulturas de gente que pagaba, que acababan utilizando el claustro o una parte como cementerio de la comunidad, era peligroso para la salud debido a las filtraciones del terreno ya que muchas veces el claustro también lo utilizaban para cultivar verduras o fruta; otra cosa eran los muros claustrales, donde podían haber urnas colgadas en ménsulas o grandes sarcófagos. De todos modos la utilización de las iglesias como espacio funerario no es tan antiguo como parece, pues antes del siglo XI, no se podía enterrar en las iglesias, esto quiere decir que los entierros que pueda haber en iglesias prerrománicas, no son contemporáneos del edificio. Por ejemplo en Terrassa se creía que la iglesia de San Miguel era un baptisterio paleocristiano y ahora se ha comprobado que era un espacio funerario justo al lado de la catedral de Santa Maria. En esta primera etapa, la nobleza buscaba los atrios o las portadas de las iglesias para sus panteones, ya que estos no son realmente espacios sagrados.

Diversos modelos de sepulturas con losa de piedra de una sagrera del siglo XI
Canonge
Sarcófago barroco (siglo XVII) en un espacio claustral